Pan trenzado

Pan trenzado

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2 h y 55 m
Calorias: 145
Fácil
4 personas

Pan trenzado

Hoy os traemos una técnica que se puede aplicar a numerosos tipos de masa. Consiste en hacer un pan trenzado. Es una trenza básica hecha a partir de  tres cabos. Una vez que dominéis esta técnica, podréis pasar a hacer panes con más cabos y formas, dando lugar a un producto final de gran belleza que será el centro de atención en cualquier comida o cena.

Quien lo desee, puede rebozar el pan en semillas una vez formado, o añadir numerosos ingredientes a la masa, lo que hará que nuestros panes sean aún más especiales.

Ingredientes para Pan trenzado para 4 personas

  • Harina blanca de trigo (panificable)* - 273 gramos
  • Agua - 158 gramos
  • Aceite de oliva - 14 gramos
  • Sal - 5 gramos
  • Levadura seca de panadería** - 2,5 gramos

Cómo hacer la receta de Pan trenzado

  1. En un cuenco grande, ponemos la harina y añadimos el aceite y el agua, mezclamos bien hasta que toda el líquido haya sido absorbido por la harina. Tapamos el cuenco con un trapo de cocina y dejamos reposar durante 30 minutos. A este reposo se le denomina autolisis, y tras llevarlo a cabo nos será mucho más fácil amasar. Siguiendo una técnica de amasados cortos y reposos entre amasados, sin apenas esfuerzo, tendremos lista nuestra masa.
  2. Tras  la autolisis, volcamos la masa sobre una superficie ligeramente aceitada. Untamos nuestras manos con un poco de aceite y extendemos ligeramente la masa. Repartimos la sal por la superficie y amasamos suavemente durante 1 minuto para que la sal se integre. Formamos una bola con la masa (a esta acción se le denomina bolear), la metemos en el cuenco, la tapamos con un trapo, y la dejamos reposar durante 15 minutos.
  3. Repetimos el paso anterior, procediendo con la levadura del mismo modo que hemos hecho con la sal. Amasamos suavemente durante 1 minutos, boleamos y metemos en el cuenco. Tapamos y dejamos reposar otros 15 minutos.
  4. Tras el reposo, repetimos un nuevo ciclo de amasado (1 minuto) y reposo (10 minutos).
  5. Volcamos de nuevo la masa sobre la superficie de trabajo. Observamos nuestra masa, que ya debería empezar  a presentar un aspecto liso y brillante. Si aún presenta un aspecto granuloso, volvemos a dar otro ciclo de amasado y reposo. Si nuestra masa tiene una superficie lisa y brillante, está lista para iniciar la primera fermentación, para ello; aceitamos ligeramente las paredes del cuenco, formamos una bola con nuestra masa y la metemos dentro. Tapamos y la dejamos fermentar hasta que doble su volumen.
  6. Cuando la masa ha doblado su volumen, la volcamos sobre la mesa de trabajo ligeramente enharinada y la dividimos en 3 trozos de 150 gramos cada uno. Boleamos cada trozo, para ello seguimos los siguientes pasos: cogemos una bola de masa y la aplanamos ligeramente en forma de disco. Vamos replegando pequeñas zonas del borde de la masa hacia el centro de la misma y, una vez las tenemos en el centro, presionamos ligeramente para que se fije. Repetimos esta secuencia con distintas zonas del borde hasta que la masa quede recogida. Una vez que la tenemos recogida hacia el centro, le damos la vuelta y la hacemos girar suavemente sobre su base para que la bola coja más tensión. Repetimos con el resto de porciones de masa. Una vez que las tenemos boleadas, las dejamos reposar sobre la superficie de trabajo, tapadas con un trapo, durante 15 minutos.
  7. Tras el reposo, comenzamos a formar nuestros cabos; cogemos una bola y la hacemos rodar sobre la superficie de trabajo al mismo tiempo que la estiramos hacia los extremos. Nuestros cabos deben alcanzar unos 40 centímetros de largo.  Si la masa ofrece resistencia a ser estirada de una sola vez, dejaremos reposar los cabos durante 10 minutos.
  8. Una vez que tenemos nuestros cabos, los enharinamos y formamos una trenza de la manera tradicional. Una vez finalizada la trenza, metemos los extremos de la misma por debajo de la masa para que quede una pieza más bonita. Ponemos nuestra trenza sobre papel vegetal, y la tapamos con un trapo. Dejamos fermentar hasta que la masa casi haya dobla de volumen.
  9. Precalentamos el horno a 230º, con una bandeja en su interior, durante al menos 40 minutos antes de meter la trenza.
  10. Una vez que la masa ha alcanzado el punto óptimo de fermentación, pasamos a hornearla. Con la ayuda de una bandeja invertida,  o una tabla de madera, deslizamos la trenza sobre la bandeja que hay dentro del horno. Antes de cerrar la puerta del horno, pulverizamos agua hacia las paredes del mismo con un pulverizador doméstico. Esto provocará un ambiente húmedo que será propicio para que el pan desarrolle un buen volumen. Horneamos a 230º durante, aproximadamente, 30 minutos o hasta que el pan adquiera un color dorado. Hacia la mitad del horneado giramos el pan para que se dore por igual.
  11. Antes de cortar el pan, dejamos enfriar sobre una rejilla durante, al menos, una hora.

Notas y Consejos

*La harina panificable es aquella cuyo contenido en proteínas suele rondar los 10-11 gramos por cada 100 gramos de harina. Consultando la información nutricional, que debe aparecer en los envases de los alimentos, podemos conocer la cantidad de proteína de la harina.

** Se usamos levadura fresca poner 8,5 gramos.

Las harinas del mismo cereal, y de distintas harineras, pueden presentar un comportamiento muy diferente, por ello, los tiempos de amasado son orientativos.  Los ciclos de amasado y reposo tienen como objetivo conseguir, sin apenas esfuerzo, una masa lisa y brillante, hecho que puede suceder antes de completar todos los pasos de la receta, en cuyo caso dejaremos de amasar, o, en otros casos, puede llevarnos un poco más del tiempo especificado. Sin duda, la experiencia que desarrollaremos con el tiempo es el mejor de nuestros aliados.

Quien crea que la técnica de amasados y reposos explicada en la receta es muy laboriosa, puede optar por amasar como considere, las cantidades de los ingredientes son igualmente válidas independientemente del método de amasado.

Los tiempos de fermentación dependerán de la temperatura ambiente, por lo que estos variarán a lo largo del año. Es por ello que no nos gusta poner un tiempo de fermentación determinado en la receta.

La cantidad de levadura indicada en la receta es la adecuada para obtener un pan de buena calidad. Añadir mayor cantidad de levadura, con el fin de acelerar la fermentación, irá en detrimento de la calidad del pan obtenido.

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Jose Balandin
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